Desde el advenimiento del cine hasta nuestros días, la historia ha cobrado vida en la pantalla de muchas maneras sorprendentes que han avanzado la tecnología de la película y han forjado nuevas relaciones entre los espectadores y el pasado histórico.

Las películas históricas ofrecen un ámbito privilegiado para que los estudiosos del cine, los medios, la historia y muchas otras disciplinas interroguen la relación de una nación con el pasado. La forma en que el cine se relaciona con el pasado, ya sea reciente o distante, proporciona estudios de casos interesantes sobre cómo las generaciones sucesivas renegocian la memoria cultural y la comprensión de cómo el pasado da forma al presente.

Las películas históricas pueden poner de relieve historias ocultas o en competencia que desafían o complementan las narrativas prevalecientes y los relatos autorizados del pasado, pidiendo al espectador que considere el presente como moldeado por múltiples historias, en lugar de por una sola historia. Las películas históricas también sugieren nuevas formas de entender el pasado y, como consecuencia, también presentan nuevas formas de comprender el presente.

Por último, las películas históricas pueden realizar experimentos intelectuales sobre el pasado, apartándose deliberadamente del registro histórico impreso para plantear un conjunto diferente de preguntas sobre la relación de una nación con la historia. Como tal, las películas históricas han cosechado un enorme interés académico, cubriendo una amplia gama de focos de investigación y temas que son muy útiles en la expansión de los discursos sobre identidad nacional y memoria histórica.

Por el Dr. John Trafton

[Lector en Estudios de Cine en Seattle University. Este texto es un extracto traducido del artículo «Historical Film», publicado en Oxford Bibliographies, 2019]